17 Febrero 2009

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Puntuales, a mediodía, hora que estaba prevista, han empezado los trabajos para derribar el monolito dedicado a José Antonio Primo de Rivera, situado entre la avenida Josep Tarradellas y la de Sarrià, uno de los últimos vestigios monumentales de la dictadura franquista que quedan en Barcelona.

La demolición de monumentos franquistas es "un proceso irreversible que aplicaremos con serenidad", según ha dicho el alcalde, que ha recordado que la Ley de Memoria Histórica de 2007 establece la retirada de escudos, insignias, placas y otros elementos conmemoativos de la sublevación militar franquista y de la posterior represión.

Porque esta Barcelona separatista y cateta, hortera y snob de hoy, no merece tener en sus calles el nombre de José Antonio.

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